viernes, marzo 24, 2006

LA SUBSTITUCIÓN ACRÍTICA DEL BEDEL A.

LA SUBSTITUCIÓN ACRÍTICA.

Tras su conferencia «La substitución acrítica», míster William Pérez –de Columbia, en año sabático- fue alzado en hombros por los monosabios de Trapisonda y conducido al fumadero clandestino, donde se le regaló con vino de frasca y fue obsequiado con un puro habano de verdadero tabaco.

-Bienvenido al club de los espíritus libres de Trapisonda. –dijo el Rector Magnífico, en celebrado parlamento.- Fume ambrosía y beba néctar hasta que el alma se le desprenda y usted vacile sobre sus americanos pies. Todos tenemos una pregunta: ¿la conferencia la escribió antes o después de ver por televisión el fin de la “Guerra de los Cuarenta años” contra Eta?

-La teoría es anterior, pero el ejemplo perfecto me lo ha dado la confederación de televisiones domésticas, señor Rector Magnífico.

-Llámeme “Rec”. Aquí estamos en familia y ansiosos de libar tanta sabiduría como nos quepa. ¿Usted diría que el alto el fuego permanente de la Eta, esa alimoche hembra, es un ejemplo de la “Substitución Acrítica”, doctor Pérez?

-El más gordo que me he encontrado en la vida, y llevo ya seis meses en España. A ustedes la Substitución Acrítica les sale de forma espontánea. Cometen varias cada día y eso significa que el pueblo lo permite y lo agradece. Sólo haber concebido, radiado y glosado la posibilidad de un “alto el fuego permanente”, haría caer los calzoncillos de los más rudos entrevistadores de la CNN.

-¿Qué pasa con el alto el fuego permanente? ¿Acaso suena mal para el oído anglosajón, señor Pérez?

-Pasa que no es posible. El alto el fuego, por definición, es temporal. Un alto el fuego “permanente” no puede existir, como tampoco una tregua permanente. Es como decir «una rosa permanente»: no las hay. Pero ustedes parecen haber entendido bien lo imposible. Son una raza que va más allá de la metafísica y que comprende lo inefable.

El alumnaje, sumido en el humo, arrastró los pies. Quería sabiduría y no alabanzas a su cerebro indómito.

-¿Quién ha cometido, entonces, la Substitución Acrítica, doctor Pérez? ¿Tal vez nosotros, con nuestra inusitada tolerancia con las palabras?

-Bueno… -los americanos siempre dicen “well” antes de seguir-. Diría que esa figura de “alto el fuego permanente” ha sido el resultado de muchas horas de discusión para hallar algo que se pareciera a nada ,pero que sonara bien y que permitiera la segunda substitución: dar un valor positivo a lo no existente y desencadenar una campaña de propaganda electoral. Diría también que el equivalente a lo sucedido en estos días ha sido como si el Señor Zapatero manifestara que, aunque hay que ir con cuidado, él es quien ha conseguido que las vacas vuelen y que eso merece un premio infinito.

-¿Así de claro? O sea, ¿su teoría no contempla la autodeterminación pactada ni el pago de pensiones a los etarras arrepentidos y a sus deudos?

-No lo contempla. Verá: si se arranca de una premisa falsa, imposible, todo lo que sigue es falso e imposible, aún dentro de un campo tan laxo como el político, donde la verdad sólo debe parecerse a la verdad. Pero aquí ni siquiera se ha buscado el parecido sino una lejana concordancia con los deseos de la gente: alto el fuego para siempre: ya no hay tiros. Eso es lo que se entiende: ya no habrá tiros y el problema está solucionado.

-Ajá. –dijo el Bedel Arcadio para estimular a su invitado en la bedelería.

-¿Quid prodest? –añadió el Rector Joaquín, el Apolillao, para mantener el tono académico.

-Veamos: del setenta y tres al dos mil seis, van 33 años, número que recuerda demasiado a Cristo y al José Antonio de ustedes.

-Chis. –le hizo el Rector Magnífico- Aquí respetamos la historia y usted habla de lo que nunca sucedió.

-Pero soy ciudadano americano. Treinta y tres, y apenas si pilla la época de Franco, y era necesario incluir a Franco. Por eso han recordado que la Eta nació en 1959. Para que el presidente Zapatero fuera Zapatero el Pacificador, y pudieran presentarle al Nóbel de la Paz, lo fundamental era triunfar donde ni siquiera Franco lo hizo. Superar en efectividad a Suárez, Felipe y Aznar no tiene el suficiente mérito. En un siglo serán nombres que sólo manejarán los historiadores de biblioteca. Pero Franco seguirá siendo Franco y esa es la personalidad indeleble a la que se debe asociar la figura de Zapatero para permanecer en la Historia Popular.

-Debo afirmar y afirmo que habla usted bajo su responsabilidad y, además, influido por las poderosas cualidades de un habano y de un tintorro.

-Pues es ahí donde está el nudo de la Substitución Acrítica, señor bedel de Trapisonda. Un notable cargo universitario debe de ver que dar valoraciones a una noticia, incluso en España, es una jugarreta a la libertad de expresión que también es –y ustedes lo olvidan- libertad de comprensión. Si usted dice “Juan se cayó por la escalera” no se entiende igual que si escribe “Don Juan se cayó por la escalera, pobre hombre”. En el primer caso Juan pudo caerse por estúpido o por andar borracho. En el segundo, Juan es un hombre de valor que tuvo un accidente desgraciado.

-Pero “Juan se cayó”, en suma. –advirtió el apolillado.

-Si ustedes tuvieran por el Derecho a la Vida la misma consideración que fingen tener por el derecho a la información, llenarían la prensa y las calles de gente clamando por la libertad de vivir.

¿Y qué es la vida? –citó a su aire el bedel Arcadio.

-Una sombra, una ficción. Lo mismo que las noticias. Lo único cierto es que la Eta sigue existiendo. La paz empieza nunca.

Arturo Robsy.