jueves, noviembre 24, 2005

COMO TRATAR A LOS ALCALDES


Les comunico un saber secreto: la ciudad de Mahón, en la isla de Menorca, ya no existe. La normativa de la lengua catalana exige la desaparición de las haches intervocálicas y, por asuntos de escándalos, el alcalde tomó la decisión de cambiar de nombre la ciudad, dejándola en Maó, que es poca cosa. ¿Qué queda entonces del Mahón, famoso antaño por su penitenciaría, y del queso que llega hasta el Corte Inglés, y de las conocidas tiendas cazaturistas? Aquí, un conocido articulista del Diario Menorca, nos muestra el modo de tratar a un alcalde decaído. Se pone porque tiene gracia y desparpajo.

ARTUR CORAZÓN DE MAÓ

Ahora parece que el Gobienno Baleá se castiga con la reflexión y vacila sobre su intención de no recaudar con buena intención, cosa muy notable. Y, como nos conocemos, es previsible que el Tripartito del Consell y de Mahón tenga la intención de atribuirse el éxito: Miren ustedes-vosotros qué defensa del turismo y del desarrollo: los del PP empiezan a decir “diego” donde dijeron digo: recapacitan y todo. Les hemos quitado de la cabeza la Auto-eco-tasa. No nos aplaudáis porque somos muy humildes y sacrificados.

O sea que, como ya no me queda mucho que decir sobre la Ecotasa enmascarada, punto de unión entre izquierda y derecha, busco un asunto sobre el que meditar y, como siempre que medito, acabo viendo al señor alcalde de Mahón y me preocupo por su salud. “Mem sa llengo, Arturo”. No tiene blanca la lengua; lo que pasa es que la tiene catalana, pero sólo por la izquierda: un caso raro. “¿Has perdido la risa, has perdido el color?”, que diría un poeta que no le conociera, quizá pensando que ha caído en el desuso y que, una vez completado el ciclo de “devolver” a Mahón su nombre falso, carece de utilidad hasta que convenga hacer un ·”Estatut” para nuestra ciudad. No sería un buen amigo si, al verle tan olvidado, no acudiera en su apoyo. ¡Cómo! ¿Olvidado ya el peor alcalde de la ciudad de Mahón? ¿Es qué no tenéis compasión y le vais a dejar así ante Dios y ante la Historia?

Lo que le pasa al hombre es que está algo pachucho, ya le habéis visto la lengua: mitad rojiza y mitad catalana y creo que es del sufrimiento que le ha causado pasar, de un golpe, de mahonés a maoés o maonés. Un shock que le dicen. Ni siquiera escribe: todo lo da en declaraciones, de viva voz y sin firma debajo. Es astenia otoñal. Tampoco aprovecha para salir en la Televisión Menorquina, él, que antaño no paraba de posar para las fotos. Ni reza ya para que escampe y no dice nada de los trípticos de la ICM, a los que nadie prestará atención dados los preclaros eventos de la cultura de “Maó”, como esa conferencia sobre “la ecología larvaria de los túnidos”, que eso sí que es un punto de encuentro sin discusiones desde que Zapatero vino a pescarnos el atún rojo, color de moda.
Mem sa llengo, Arturo. Hay que desmentir que se trate de una lengua de tránsfuga; que estás estudiando pasarte al PSM, después de votar siguiendo sus instrucciones. No es transfugismo. Después de años de observación creo que el alcalde tiene un organismo. Evolucionado, por supuesto. Pero, con la costumbre, el organismo se había aficionado a ser de Mahón, y ahora el cambio de aires le ha afectado. Los organismos biológicos, aunque sean alcaldes, sufren. Miran de reojo a causa de la experiencia pero son buenos, ya en presencia de pitos en los plenos, ya mirando a los ojos de los caballos.

Sufren calladamente los síndromes del pacto y se miran en los espejos tratando de encontrar síntomas del Maó tan bien inventado. Aunque, naturalmente, otros también tienen organismo: la diferencia es que el de Arturo cobra del Ayuntamiento y el mío, por ejemplo, le paga para que me libere del sofoco de ser mahonés.

Todo te viene de la lengua, Arturo, y se te empeorará en febrero. Con cariño te lo diagnostico: tienes una dislocación y necesitas sincronizarte con los tiempos, no seas antiguo y progresista. Verás, si Mahón es el “nombre castellano de Mahón”, como todos sabemos, Arturo es el “nombre castellano de Artur” y tú te obstinas en seguir siendo Arturo en Maó, cuando el cambio de nombre ha de ser general. Los Pedros de Mahón, Pere; los Diegos de Mahón, Didac; los hombres y mujeres de Mahón, catalans, que para eso se hizo en realidad la cosa a sotavento y barlovento, a babor y a Estribor: para que tomásemos conciencia de lo catalanes que somos. Nadie descansará hasta que nos pongamos el nombre en catalán, y el que resulte Mateu, pues Mateu; y el que resulte Tomeu, pues Tomeu. Pero tú no te decides romper los lazos con la opresora Castilla y te has vuelto asíncrono, y eso te deja perplejo ante la vida.

No pega un alcalde “Arturo” para un Mahón “Maó”. Las cosas han de hacerse hasta el final: haberlas dejado tranquilas a tiempo. Tú, señor alcalde, no te pondrás bueno y demagógico, como antaño, hasta que no salgas del capullo, tras la dolorosa metamorfosis, convertido en un alado Artur. Alado quiere decir con alas: no es un insulto de esos que se imaginan todos los días. La arruga es bella y la paranoia está de moda.

A ver si me explico: Tú no serás tú mientras vivas y mandes en Maó. Si quieres seguir siendo Arturo, vuelve a la ciudad de Mahón. Y si quieres seguir siendo alcalde de Maó, vuélvete Artur, que es un bonito nombre francés y no sé yo si ruso. No te preocupes, que sólo es una crisis de identidad. Yo te cuido y te diagnostico: padeces de hache atragantada y de inflamación de la febreritaria, esa glándula catalana que afecta a las hormonas que regulan la sintaxis. Lo mejor, hacer gárgaras, o sea, que varias veces al día te vayas a hacer gárgaras al lavabo de alcalde que tienes.

Y no te pido que dimitas, que sería tu curación, pero a mí me dejaría sin saber qué hacer, sin poderte escribir enviándote consejos sanitarios, sin saber a quién decirle, en secreto, que Mahón lleva hache en el corazón, que es amor lo que se escribe sin hache, como ous en catalán.

Ernesto Galmés Rebaque.